EQUILIBRANDO AMISTAD Y JERARQUÍA EN LAS RELACIONES LABORALES

EQUILIBRANDO AMISTAD Y JERARQUÍA EN LAS RELACIONES LABORALES

  • En el entorno laboral, las relaciones pueden ser complicadas, especialmente cuando se trata de la dinámica entre colegas que comparten una amistad y, al mismo tiempo, mantienen una relación jerárquica. Esta delicada línea puede ser un desafío para muchos, pero también ofrece oportunidades para un ambiente de trabajo más armonioso y productivo. En este artículo, exploraremos los matices de esta dualidad y proporcionaremos consejos para navegar con éxito en esta compleja situación.

Por: Mauricio Gutiérrez Fernández[1]

En el entorno laboral, no nos relacionamos únicamente dentro de las jerarquías establecidas formalmente. Nuestro jefe no siempre es sólo un superior, o un colaborador quizá no sólo sea alguien que nos reporta. También se pueden generar amistades, algunas más estrechas y duraderas que otras, pero al fin y al cabo significan un vínculo personal que influye de alguna manera en la dinámica de trabajo, para bien o para mal.

Algunos de los aspectos más delicados que identificamos cuando hay amistad entre un superior y un colaborador se relacionan con el intento de evitar o reducir una sanción, contar con mayor probabilidad para obtener promociones o gozar, en líneas generales, de preferencias en el trato. Es lógico que mostremos una tendencia por hacer el bien a nuestros amigos, pero ser poco equitativos en el trato puede desmotivar a los demás miembros del equipo y deteriorar la calidad de vida en la oficina.

Por otro lado, hay aspectos positivos como la opción de una comunicación más estrecha y horizontal, mayor cohesión en el grupo o brindar feedback en un nivel más profundo e íntimo. La cercanía nos puede resultar el paso inicial hacia un equipo sólido y de interacción más transparente.

Tengamos en cuenta que una amistad siempre influirá en la relación entre un superior y un colaborador, pero ello no debe desbalancear la objetividad y nublar el juicio profesional. No nos esforcemos por dejar de lado el afecto personal porque es poco probable que lo logremos y, de hecho, necesitamos de ello.

Recordemos que el equilibrio entre las emociones y el pensamiento es difícil pero nos permite una visión más amplia y justa. Considero valiosa la amistad en la oficina tanto como el compromiso profesional.

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[1] Psicólogo consejero en empleabilidad y marca personal.

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