¿PROACTIVO HASTA DÓNDE?

• La proactividad no es sólo tener iniciativa. Es más una actitud que una acción.

Por: Mauricio Gutiérrez Fernández^[1]

Una de las competencias que más se valora en los profesionales es la proactividad. Se le considera fundamental a todo nivel; pero, cuando les pregunto a las personas cómo la definirían, tienden a dar respuestas insuficientes o poco exactas. Se suele reducir la proactividad a un sinónimo de iniciativa o a estar en actividad intensa, cuando el concepto representa una actitud más que una mera acción.

¿Qué no es Proactividad? Actuar rápido, anticiparse a los hechos, estar en movimiento constantemente. Estos son elementos que acompañan al concepto, pero no lo definen. No somos más proactivos si nos anticipamos a las tareas antes que nuestro jefe las pida o si solicitamos actividades adicionales para realizar. Ello, en todo caso, es tener iniciativa.

La proactividad reside en asumir que somos responsables de nuestras acciones, incluso cuando el entorno no es favorable y en entender que tenemos la libertad para elegir. Su opuesto es la reactividad. Soy yo quien maneja las riendas de mi conducta y por ello mis resultados son la consecuencia de las decisiones que he tomado. Voluntariamente, elijo mis caminos y a partir de allí, tomo la iniciativa para realizar acciones. En conclusión, yo escojo cómo afrontar las situaciones.

La proactividad no es sólo una competencia aplicable al campo laboral sino a cualquier ámbito de la vida. Está relacionada con la forma en la que concebimos el mundo, nuestra capacidad para resolver problemas y a nosotros mismos. Considero importante reflexionar sobre cuán proactivos somos, especialmente hoy en día, que es un concepto tan utilizado, de manera inexacta, en algunos casos.

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[1] Psicólogo consejero en empleabilidad y marca personal